

La música tradicional o de raíz folclórica es la fiel expresión de un pueblo. Es raigambre y memoria, un resumen sonoro y poético de la versatilidad chilena y latinoamericana. Y una mujer que resiste, es el canto a la tierra. Florece entre el pedregal y es fusil en palabra. La Andariega es una caminante de la vida. Su obra transita en la simpleza. Es quien mira a su abuela a los 5 años; es cruda como invierno del sur más allá del sur. La guitarra traspuesta, el rasgueo y la poética se funden con la búsqueda personal de la cantora que considera a la palabra y a la guitarra como herramientas fundamentales para lo urgente. La memoria es urgente, el amor y la libertad. Su intensidad es un girón violento que dibuja versos sinceros en voz rasgada;
“Si mi canto es la semilla de tu vientre enardecido mano, piedra, pala y sino serán mi acero en tu trilla.”
Naara Andariega es lo que canta y camina, creadora de versos piedra a la ventana de los días.