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Lost trabajadores

Una critica que ya es propiedad del sentido común y de los trabajadores en general es que los sindicatos (un claro ejemplo es la CUT, con una evidente intervención partidista de los rojos) no son mas que instancias en que las directivas de estos logran asegurar “la pega” y obtener gruesos beneficios a cambio de mantener inactivos y desinformados a los trabajadores que los componen. Por lo tanto podemos decir que en nuestra contemporaneidad el movimiento sindical cuenta con una muy mala reputación en comparación a los tiempos en que se contaba con individuos como Don Clotario Blest, Luis Emilio Recabarren o Humberto Valenzuela, pero ya era, ahora nos queda tanto recordarlos como aprender su experiencia para construir.
Durante el mandato de Alessandri Palma, los sindicatos de trabajadores, estamos hablando del 1920, se encontraban fuera de los márgenes de la legalidad, con lo que en 1921 se despacha al parlamento un Proyecto de Código del Trabajo, dentro del cual se incluía el Proyecto de sindicalización legal, la que dúreme en el congreso durante tres años, hasta ser activada en 1924 tras el golpe militar del general Luis Altamirano. En su mayoría, los sindicatos libres y autónomos, en una clara posición clasista y anti-sistémica como la F.O.CH. con Recabarren a la cabeza, se enfrentan a lo q podría entenderse como la táctica estatal y gubernamental que fue la de generar una legislación respecto a los sindicatos y a la organización obrera de aquel entonces, de manera tal de poder cooptar estas organizaciones, introducir la burocracia estatal al interior de ellos, desmovilizarlos, y lo mas importante, cambiar los horizontes, del carácter revolucionario al reivindicativo. Con esto comenzó a gestarse, lo que podríamos llamar hoy, dirigentes corruptos y comprados.
Pero no fue tan así, ya que muchos de los trabajadores que participaban activamente del movimiento pudieron ver el juego político que se estaba generando y mantuvieron tanto lo revolucionario como lo autónomo de sus organizaciones, manteniendo la resistencia ante el capitalismo dentro del cual funcionaba (y funciona) el estado chileno, por lo mismo, es que se generaron las Sociedades en Resistencia de trabajadores de distintos rubros y oficios, instancias que en sus luchas enconadas contra las intervenciones partidistas y coalicionistas, lograron obtener mejores condiciones y respuestas teniendo una actitud frontal, radical y revolucionaria frente al gobierno, siendo un claro ejemplo de ello la Sociedad en Resistencia de Estucadores de la construcción, de notoria tendencia anarquista, quienes en la década de 1930 Lograron obtener un tarifado único  nacional, y una jornada laboral de seis horas diarias, a diferencia de las ocho horas que se venían peleando desde los mártires de chicago.
Pero existía un factor determinante en todo esto, a diferencia de hoy, y es que la teoría y la practica revolucionaria, se encontraban en las manos mismas de los trabajadores, desde las primeras mutuales y mancomunales, y también las teorías traídas por los obreros inmigrantes desde Europa, desde un primer momento cayeron directamente a los trabajadores, siendo ellos mismos capaces de llevar a cabo organizaciones de gran trascendencia e importancia para la historia silenciada de nuestro país. Desde las primeras revueltas obreras de asalariados que se tienen registro, en 1723, hasta la UP en 1970, generación tras generación, de viejos revolucionarios a jóvenes revolucionarios, se traspasaron no solo la teoría, sino que la practica misma de lo revolucionario; si bien muchos de los mayores exponentes de estas teorías, ya fuese anarquismo, socialismo científico o comunismo, eran intelectuales que provenían de la burguesía, la concreción en la realidad material de estas ideas no fue sino gracias a los obreros y obreras mismos, quienes visualizaban claramente la lucha de clases cotidianamente desde sus hogares modestos, hasta sus trabajos en su mayoría precarios. Por lo tanto la revolución era una necesidad evidente e insistente. Pero tras el peligro que significo para la burguesía nacional y los capitales extranjeros el gobierno de la UP, es que intervienen de manera fáctica, déspota y desproporcionada, los milicos; a partir de Septiembre de 1973 comenzaron una dictadura en la cual  torturaron a los que debían torturar, mataron a los que debían matar y exiliaron a los que debían exiliar (por que se transformarían en útiles renovados y reformados), así precisamente esos trabajadores y trabajadoras a los que me refería mas arriba, quienes tenían la practica revolucionaria incorporada a su sangre, eran mas peligroso que asustados jóvenes estudiantes que podrían pasar el trauma con una beca en Europa. Así, los trabajadores y estudiantes que sobrevivieron y mantuvieron, fueron anulados en lo mas profundo o simplemente eran los desmovilizados que sacaban la voz (y aun) ante un partido de futbol o un chiste sexista. Es decir, torturaron, mataron y desaparecieron, en el fondo del mar, en el desierto, en hornos de cal, a orillas de ríos, en regimientos, en centros de tortura a la revolución que tantos años de formación traía en si. Lo que quiero decir, es que con esa matanza logran arrancar desde el seno de la clase trabajadora la teoría y practica revolucionaria, generando un abismo entre la revolución (que se hizo mayormente intelectual y tema de aula universitaria) y los trabajadores y trabajadoras mismos.
Con que nos encontramos hoy, con que las teorías y experiencias revolucionarias se encuentran concentradas en las elites intelectuales y dentro de las aulas universitarias, y por suerte, de manera incipiente en las salas de clases de escolares, atreviéndome a hablar de un vacio generacional revolucionario directamente; con lo que podríamos entender que un estudiante que desea cortar la calle para protestar por las mejoras en las condiciones de vida, sea increpado por el trabajador que solo quiere llegar “tranquilo” a su trabajo, siendo que su trabajo puede ser una mierda de pega.
Para concluir, lo que se debe potenciar, es la relación entre los trabajadores, hijos de Pinochet y sábados gigantes, para que exista una mayor y real interiorización ya sea con el conocimiento como con las practicas mismas que le den cuanta de su poder, de su poder de paralizar la producción, de hacer presión y exigir por medio de la huelga (esto suena reivindicativo, pero piano piano), es decir, lo que los estudiantes secundarios, universitarios, los organizados, ya sea en poblaciones, colectivos, asambleas, barrios, etcétera,  han sabido hacer, que es el empoderarse de su fuerza como soberanía popular; un individuo es libre pero no soberano, pero el conjunto logra ejercer la libertad y sobre todo la soberanía. Seres libres, soberanos y conscientes, empoderándose de las calles. Distingo si que es necesario revitalizar al individuo para que exista un mejor colectivo.
Pero como partí diciendo, tanto las teorías como las practicas revolucionarias se fueron traspasando de generación en generación, por lo que no estamos mal, solo nos mataron y desaparecieron a muchos, es claro que muchas cosas han cambiado y el capitalismo sabe potenciarse y apropiarse de todo a su alrededor para cooptarnos, pero ya no nos tragamos el cuento, y hemos sabido rescatar nuestra real memoria histórica, por lo que queda, es que cada uno de nosotros sepamos ejemplificar con nuestras practicas, ya no sirve discursear ni mucho menos procelitar; citando a los Fiskales Ad-hok : “(…)la revolución parte en la cabeza, y en el …(…)”. 
De ahí lo relevante también de hacer pesar la memoria histórica, ya que es cosa de mirar mas atrás en los años y veremos que lo que muchos dice que es imposible alcanzar, si se alcanzo efectivamente, pero fue arrebatado a punta de balazos, o decirle al colega que los bototos de seguridad que esta utilizando no es por bondad del empresario ni por presión del segurito (prevencionista de riesgo), sino que es la lucha dada por cientos de trabajadores en el pasado que aguantaron matanzas tras matanzas para lograr mejoras en la seguridad laboral y en sus condiciones de vida, como dijo el presidente Sebastián Pinera: “nada en la vida es gratis”-, así que mi estimado, los zapatos de seguridad que le dan en la pega tampoco fueron gratis, en ellos pesa la vida de cientos y cientos de trabajadores asesinado en el pasado. Y aparte que los descuentan por planilla si no los devuelve al final de la obra.


Bibliografía (a modo de referencia):
-Dolores Mujica, Desde el andamio. Una historia para los obreros de la construcción.
-Humberto Valenzuela, Historia del movimiento obrero chileno.
-Álvaro Vivanco, Eduardo Miguez, El anarquismo y el origen del movimiento obrero en Chile: 1881-1916.
Todos los textos disponibles en www.bibliotecaobrera.cl 


Por Andrés Rocuant.

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